28/7/09

Los franceses

De Francia amo París, los viñedos, la poesía y otras muchas cosas que en este momento no puedo recordar. Por desgracia también hay algo en dicho país que me molesta. Son los franceses. Sí, creo que son engreídos, una gavilla de patrioteros, racistas y egocéntricos. Pero esto no es malo en sí mismo, según mis convicciones. Después de todo yo cumplo con tres de los cuatro títulos que les adjudico (nunca seré patriota o patriotero). El problema es que por el hecho de que yo sea mexicano (sinónimo de "buen salvaje" para estos europeos) me veo etiquetado, y yo, naturalmente, me quiero vengar. Así que me valeré del filósofo Schopenhauer y su agudeza:
"Otras partes del mundo tienen monos; Europa tiene franceses. Una cosa compensa la otra."*
* SCHOPENHAUER, Arthur, El arte de insultar, Alianza, Madrid, p. 34.

23/7/09

¡Al argentino!

A la larga serie de posibles falacias, el argentino Julio Cortázar ha venido a añadir una nueva especie (¿endémica?) sofística proveniente de su país de origen. En los primeros capítulos de su novela (leída de forma tradicional), Rayuela, le regala al mundo el testimonio de un argumento irrevocable, impetuoso, por decirlo de algún modo, que ni siquiera los grandes retóricos atenienses habían concebido. A la sazón, lo suscribo:
"¡Porque se lo digo yo, che!"

20/7/09

RAE: limpia, fixa y da esplendor

Gracias al franquismo, no sólo el grueso de la intelectualidad española fue exiliada, encarcelada o fusilada, según las complacencias de los mirmidones fascistas, sino que además causó un derrumbe noético (casi) definitivo, hasta nuestros días. En tanto, Latinoamérica se independizó culturalmente, como lo temían los noventaiochos, y forjó autores de grandes derroteros a nivel mundial como Onetti, Borges o García Márquez, por ejemplo. De allá (hasta ahora) no proviene nada sustancioso, y lo único de aparente consolidación es el, por todos conocido, Arturo Pérez Reverte. A mi juicio, este autor es de una calidad "Vips" o en todo caso "Sanborns". No hay quien realmente los tome en serio, como haría notar Guillermo Scheridan (Cfr. Letras libres, El minutario, Guillermo Scheridan, 5 de diciembre).
Pero a lo que vengo... La Real Academia de la Lengua Española ha sufrido estragos por la misma razón histórica. Sus miembros ya son unos viejos apolillados que huelen a naftalina. Y al perder toda autoridad (habiendo pretendido que en el S. XX hablásemos un castellano cervantino) ahora se dedican a añadir palabras sin ton ni son. Aparentemente las mejores contribuciones de México, por ejemplo, serían "güey" y"pedo", y no, por el contrario, la gran gama de aztequismos que han influenciado las lenguas mundiales, entre otras palabras.
Y como fin, amén, he tenido yo que seguir haciendo burla (ya una tradición) de esta academia que, a decir de José de la Colina, "más rae que pule, limpia y esplende". Por ello añado algunas joyas de las que hace gala (subrayado mío), verdaderas galanuras:
a) hermenéutico, ca. (Del gr. ἑρμηνευτικός). 1. adj. Perteneciente o relativo a la hermenéutica.
b) pienso1. (Del lat. pensum).
a ~. 1. loc. adv. Dicho de alimentar al animal que ordinariamente pasta en el campo: Con piensos.
c) malo, la. (Cfr. con bueno) (Del lat. malus). 1. adj. Que carece de la bondad que debe tener según su naturaleza o destino. (...)
4. adj. De mala vida y costumbres. U. t. c. s.
d) bueno, na. (Del lat. bonus). 1. adj. Que tiene bondad en su género.
Espero que los ejemplos hayan sido lo suficientemente claros para demostrar mi tesis: pudo más María Moliner en su apartada cocina que todo la serie de pseudosabios insatisfechos que claman mejoras salariales.

14/7/09

¿Y Heidegger?

A pesar de que creo que no he nacido para escribir coloquialmente, haré mi mejor esfuerzo para expresar lo que creo de este filósofo. Antes de él, pienso yo, la estética estaba sobrevalorada, tanto como para querer opacar al arte mismo de la literatura. Los hombres de letras se veían subestimados por los "nocioántropos" (hombres de pensamiento), mejor conocidos como filósofos, porque ellos se creían capaces no sólo de escribir al mismo nivel, crear arte, sino también de penetrar hasta las entrañas de la obra misma, mejor que el autor mismo. Pero para mi fortuna, y la de sabios cuyo rostro dificilmente alcanzo a distinguir (metafóricamente), llegó el S. XX con una nueva savia filosófica. Martin Heidegger, peor conocido por su megalomanía y su comunión con el nazismo, y, a la par, mejor conocido por sus capacidades noéticas y filosóficas, que lo convierten en un nuevo Aristóteles, introdujo nuevas teorías sobre el arte, que eso son; amén.
En su ensayo El origen de la obra de arte, propone, entre otras cosas, que el arte es un canal de comunicación del ser donde es altamente probable que se revele la verdad (de los seres). No obstante, él entiende algo distinto por "verdad". O mejor dicho, aclara, nadie entiende nada sobre la verdad. Prueba de ello es la soltura y la ligereza con la que utilizamos la palabra. Para mejores entendimientos doy fe: en todo caso, la verdad científica es la única asequible en tanto que sólo es una "corrección" adecuada a las necesidades y posibilidades de las que se trate (las del mundo material). Mientras se trate la verdad filosófica ya no será científica ni "verdad", en la forma pura a la que estamos habituados. De este modo, así sea, no sólo anuncia que la estética es un ramo filosófico inútil, al proclamar la metafísica poética, sino que también establece una hermandad, un diálogo que nunca se ha perdido, aunque sí se haya diezmado, entre la poesía y la ontología, en aras de encontrar los "factores de verdad", por difícil que sea, de los que habla Sartre.

I. Lógos: Origen

origen. (Del lat. orīgo, -ĭnis). 1. m. Principio, nacimiento, manantial, raíz y causa de algo. Real Academia de la Lengua Española
 
Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-Noncommercial-No Derivative Works 3.0 Unported License.